En el corazón de la fórmula, una flor con un extraordinario poder revitalizante trascendido por los Laboratorios Dior.
Longoza se cultiva en los Jardines Dior de Madagascar. Esta flor extremófila, apodada la "planta eterna", es capaz de regenerarse y volver a crecer incluso en tierra quemada. Un riguroso proceso de eco-transformación garantiza a sus semillas un potencial inigualable de vitalidad.
El extracto de longoza actúa como una onda de energía en la piel: estimula el poder regenerador de las células madre, corazones palpitantes de la epidermis.