Dior Tears

“Quiero recordar aquellos años en los que escritores, músicos y artistas negros llegaban de Estados Unidos, huyendo, y encontraban un cierto nivel de aceptación en algunas ciudades europeas donde su arte y su persona se respetaban. No todo era perfecto, pero aquellos años constituyeron una época bonita para los negros, que tenían el privilegio y la oportunidad de escapar del terror de Estados Unidos, del horror de la segregación racial de Jim Crow. Artistas como Miles Davis y escritores como James Baldwin encontraron refugio en París.” —Tremaine Emory

El viaje del jazz: la colección Dior Tears entabla un diálogo entre Nueva York y París, pasando por Nueva Orleans. Tremaine Emory, artista y fundador de Denim Tears, firma esta colaboración en la que confluyen lo elegante y lo idiosincrático, lo informal y lo clásico. El diseñador, figura muy respetada por Kim Jones, con quien comparte una larga amistad, incorpora en la colección una idea del arquetipo estadounidense imbuida del excepcional savoir-faire francés.

El pilar de la colección Dior Tears es, cómo no, el denim, un tejido con un más que probable origen francés, procedente de la serge de Nimes, al que acompañan jacquards especiales y estampados de descarga desarrollados y añadidos a tejidos vintage, además de formas inspiradas en los años cincuenta. La maestría de los talleres Dior invade las piezas, que presentan una sensibilidad sartorial intensificada. Los tejidos caseros estadounidenses convergen con la alta artesanía francesa: la amalgama y el trasvase de ideas entre moda y códigos culturales de la colección reflejan el movimiento y la influencia de los grandes músicos de jazz afroamericanos que viajaron a Europa para desarrollar su arte. Se inspiraron en lo que encontraron en París y fueron a su vez una fuente de inspiración para la ciudad del Sena, puesto que contribuyeron a impulsar su cultura vanguardista. Todo ello está fuertemente enraizado en los orígenes de la colección.

La colección evoca el look de los estudiantes negros de las universidades de la Ivy League de los años cincuenta y sesenta, además del estilo desenfadado de los músicos de jazz del mismo período. Asimismo, hace un guiño al movimiento por los derechos civiles, que coexistió con ambos fenómenos y tenía en la ropa de trabajo una de sus insignias. En definitiva, la colección fusiona el estilo preppy con el origen de lo cool a través de la estética utilitaria, y el resultado son prendas arquetípicamente estadounidenses como camisas de cuadros sin pretensiones, las sempiternas chaquetas universitarias y pantalones chinos desenfadados, que se combinan con la elegancia sartorial de los abrigos de lana clásicos, los trajes de sastrería de líneas sinuosas y accesorios refinados de piel color coñac, como el estuche para trompeta.

En muchos aspectos, la colección es un microcosmos de Denim Tears y el mundo que ocupa. Las colecciones de Emory abordan directamente el tema de la diáspora africana, y más concretamente la de los Estados Unidos. Dior Tears añade a Francia a esta conversación, en la que signos, símbolos y motivos como las flores de algodón y las coles, así como toda la narrativa de la colección, reflejan estas cuestiones. En ella también resuena con fuerza la propia figura de Tremaine Emory, un afroamericano que nació en un pueblo del sur de los Estados Unidos y creció en la ciudad de Nueva York.

El intrincado viaje del jazz, con sus raíces en África, cambió el mundo. No es casualidad, por tanto, que la colección se haya presentado en Egipto, en una de las cunas de la civilización que cambió el curso de los tiempos. Y lo ha hecho en forma de tableau vivant, rodeada por las antigüedades de una de las grandes civilizaciones de la historia, en el imponente Museo Egipcio.