Desfile Men Invierno 2024-2025

“Había estado pensando en la relación entre la bailarina de ballet Margot Fonteyn y Monsieur Dior. Y la interpretación masculina también implicaba pensar en su compañero de baile más famoso: Rudolf Nureyev. Nureyev forma parte de mi historia personal debido a mi tío, el fotógrafo Colin Jones. Colin había sido bailarín de ballet, era amigo de Nureyev y lo había fotografiado. La colección, o más bien las colecciones, se centran en el contraste: los contrastes de la maison Dior en términos de prêt-à-porter y alta costura. La diferencia entre el escenario y la realidad entre bastidores; la vida artística de Nureyev y la real. Así, las creaciones reflejan la unión del estilo del bailarín con el de los archivos Dior”.Kim Jones

Una unión práctica y poética de utilidad y lujo, de la realidad del prêt-à-porter con la teatralidad de la alta costura. Todo se fusiona en la vida metafórica de un bailarín, Rudolf Nureyev, tanto pública como privada.

Por primera vez esta temporada, el director creativo de Dior Men, Kim Jones, presenta la alta costura para hombre. Las colecciones, diseñadas como entidades independientes aunque vinculadas al prêt-à-porter, exploran a través de la figura de Nureyev la idea de las dos vidas. Sin embargo, ambas muestran una esencia modelada por el rigor, la excelencia, la sencillez y la disciplina.

Una vez más, los archivos Dior sirven de inspiración y permiten trasladar el tailleur de Saint Laurent al universo masculino, con especial atención a los volúmenes, las aberturas, los pliegues y los escotes. La chaqueta Bar de Monsieur Dior se desvela en una nueva versión masculina que se fusiona con la Oblique de Jones, presente desde su primera colección para Dior, con su característica botonadura doble cruzada combinada con la curva fluida en la cintura de la silueta Bar.

La sencillez de los años sesenta y setenta impregna los trajes de botonadura simple con pantalones ligeramente acampanados de rica lana jaspeada en tonos sobrios. Aquí entran en juego el estilo personal y artístico del bailarín, una actitud que también se hace patente en monos y pantalones cortos de lana con cremallera, prendas de punto acanalado con efecto segunda piel y ropa de abrigo de tela de lana gruesa, así como lujosas pieles.

El mundo de la alta costura refleja, en contraste, la extravagancia de su presencia en el escenario, la excentricidad, insolencia y elegancia de Nureyev, así como su pasión privada por los textiles antiguos. Esto se hace particularmente patente en los kimonos, que hacen uso de técnicas manuales antiguas realizadas por maestros artesanos en Japón. El kimono plateado Uchikake, con su prestigiosa técnica de tejido hikihaku, se inspira en uno de los que Nureyev poseía y lucía, y cuya confección necesitó de diez personas y tres meses de trabajo. Los bordados de archivo también encuentran su lugar en las piezas de alta costura, especialmente el del vestido Debussy, una espectacular creación diseñada por Monsieur Dior en 1950 y lucida por Margot Fonteyn, que se reinventa aquí en una versión masculina.

Los accesorios reflejan la sencillez, la disciplina y la extravagancia de los dos mundos, a veces al mismo tiempo. Las piezas de calzado también ofrecen contrastes: una sneaker tipo merceditas para hombre, que evoca las zapatillas de ballet y se inspira en las tradiciones de la ropa de noche masculina, presenta una rigurosa construcción de piel San Crispino que contrasta con el poliéster y la seda. Los bolsos utilitarios de construcción suave ponen de relieve los códigos de la Maison, como el Macrocannage de gran formato sobre la piel graneada en el bolso Camera y también en las riñoneras. Los suntuosos sombreros de terciopelo, diseñados originalmente por Stephen Jones en 1999 para Dior Women, ahora también encuentran su versión masculina como turbante de bailarín de punto de seda retorcido.

La colección Dior Invierno 2024-2025 se desvela en una presentación dirigida por Baillie Walsh con música del compositor Max Richter. La obra de Sergei Prokófiev ha sido especialmente “reinterpretada” por Richter para el espectáculo. Una de las sinfonías es la Danza de los Caballeros, uno de los números musicales del ballet Romeo y Julieta de Prokófiev, que Nureyev y Fonteyn interpretaron en Londres en 1965.