Desfile Ready-to-Wear Otoño-Invierno 2025-2026

Maria Grazia Chiuri considera la moda un vector de transformación. Para el desfile Dior prêt-à-porter Otoño-Invierno 2025-2026, la directora creativa de las líneas Dior Women decidió entablar un diálogo plural con la historia de la moda para reinterpretar los recuerdos y los gestos del legado de Dior. Esta propuesta demuestra hasta qué punto la ropa es un receptáculo destinado a consagrar los códigos culturales, estéticos y sociales. Las temporalidades sedimentan las creaciones en un juego continuo de inspiraciones que acogen la huella de los cuerpos y los deseos modernos.

Cada colección es una construcción, un proyecto impregnado de fantasía. Una toma de conciencia. Una invitación a usar la moda para ser uno mismo. Las prendas constituyen un repertorio de posibilidades.

Así, la camisa blanca, que para Maria Grazia Chiuri es el pilar de un atuendo sin estereotipos de género, conversa con las siluetas de Gianfranco Ferré, arquitecto y antiguo director creativo de Dior, que se convierte en una referencia para esta colección.

El armario, símbolo de la metamorfosis, revela volantes en forma de cuello extraíble; un elemento fluctuante que evoca la percepción que tenemos de nosotros mismos, y una evolución de la gorguera de Orlando, inspirada en el personaje y la novela epónima de Virginia Woolf, procedente de una época lejana que desafía el tiempo y los géneros. Del mismo modo, la dramaturgia visual de Robert Wilson coreografía los movimientos de las modelos en un teatro y crea un mundo que se transforma, en el que la variación de colores, de oscuro a claro, marca el ritmo de los cambios de escena. Un columpio, un pájaro prehistórico, piedras, cráteres y finalmente el surgimiento de un iceberg.

Las diferentes influencias que recorren las líneas Dior interactúan y dibujan un mapa jalonado por el regreso de la camiseta J'adore Dior, diseñada por John Galliano. Otra referencia reinterpretada son los bordados recortados y aplicados en contraste con las chaquetas técnicas. Como si se tratase de crinolinas desmaterializadas, las cintas de terciopelo negro, unidas con perlas barrocas, aportan textura a faldas y vestidos.

La transparencia, sinónimo de ligereza, remata las camisas y contrasta con el fieltro negro mate de los abrigos hiperestructurados que se ajustan a las curvas del cuerpo. Los hombros redondeados dan forma a la silueta, y las chaquetas masculinas se combinan con corsés. Vuelve el chaqué. Se aplican cuellos de encaje. Brillante o mate, negro o blanco. Las piezas técnicas, como los impermeables, forman parte del conjunto y aportan luz a una vida cotidiana que nos sumerge en el corazón de nuestra historia.

La exploración de los relatos acerca de la moda y de sus digresiones permite celebrar una feminidad que imagina posibles futuros mezclando evocaciones de un pasado cada vez más cercano al armario contemporáneo.